
Cuando me inicie como docente (que no fue hace mucho) fue obvio mi nerviosismo al no tener nunca un acercamiento tan directo a la docencia como este, pero gracias a mis compañeros y a sus consejos, así como también a los alumnos que con su paciencia pero sobre todo con las satisfacciones que poco a poco fui teniendo de ellos me hizo saber que como lo dice Esteave aprendemos a ser profesores por ensayo y por error. Es necesario tener la capacidad de aprender de nuestros errores para que así podamos superar los obstáculos y poder tener un mejor desempeño.
Gracias a la misma capacitación que he estado realizando continuamente para poder ser más dinámicos, adaptarnos a los cambios como los son las reformas que traen grandes beneficios a nuestra labor docente.
El concepto de ser maestros de humanidad nos ayuda a comprender que no solo debemos de ayudar a nuestros alumnos para que tengan un buen desempeño profesional sino ayudarlos en el desarrollo de su vida.
Tenemos que ser siempre facilitadores y ayudar a nuestros alumnos a construir sus conocimientos todo esto por medio de la comunicación directa entre el docente y el alumno, fomentar las buenas relaciones y la amistad para así trasmitirles este sentimiento de sabiduría de la que nos habla Esteve.
Viernes 14 de mayo, 2010
ResponderEliminarHola Fátima,
Todo tiene un principio, y siempre será bueno si el entusiasmo y dedicación lo son. Los años de experiencia de muchos docentes no implican necesariamente que su enseñanza sea efectiva y de calidad. Aún en este tan mentado Siglo XXI, a 200 años del grito del cura, hay maestros que repiten lo que de niños aprendieron, como los políticos lo siguen haciendo porque se les permite. Son los colegas y estudiantes los que hacen a uno actualizarse, esforzarse y amar a cada día la profesión.
En desacuerdo franco con Esteve estoy. Y estaré. La docencia aprendida y administrada, añado yo, por ensayo y error hace que pueblos como éste sigan en vías del subdesarrollo escolar y académico. La docencia hay que aprenderla, discernirla, transmitirla y vivirla.
Yo no vivo por ensayo, menos por error.
Un saludo cordial de
F Baíza